Salem's Lot: el misterio de una decepción

Salem's Lot (2024) es la clase de película que nos recuerda que, a veces, los remakes no solo están condenados al fracaso, sino que son innecesarios. En los 70 y 80, teníamos a directores como Tobe Hooper, que con un presupuesto modesto y una visión clara, lograban transmitir un horror que se colaba bajo la piel. Su versión de 1979, aunque hecha para televisión, tenía algo que esta nueva adaptación simplemente no alcanza: una atmósfera. Sí, esa palabra mágica que parece perdida en esta época de sobresaturación de efectos especiales y guiones que subestiman al espectador.






Lo irónico aquí es que estamos en la era de la televisión dorada, donde gigantes como Vince Gilligan y Mike Flanagan nos han dado obras maestras del medio que compiten en calidad con el mejor cine. Pero esta versión de Salem's Lot parece haberse quedado atrapada en una cápsula temporal de la peor televisión de décadas pasadas. No es solo que trate al espectador como un niño que necesita que le expliquen cada detalle —que ya es una falta de respeto en sí misma—, sino que además le quita al relato cualquier atisbo de misterio. Si algo hacía brillar a la obra de Stephen King era esa capacidad de sugerir lo monstruoso sin desvelarlo del todo. Aquí, en cambio, no hay espacio para la imaginación; todo está masticado, preempaquetado, y servido en una bandeja que ya tiene el moho del olvido antes de que acaben los créditos.

Hablemos del protagonista. Si en la versión de Hooper podías sentir una conexión, aquí es todo lo contrario. Lo han convertido en un ser tan anodino que resulta imposible empatizar con él, un caso de estudio de cómo no construir un personaje principal. ¡Es como si la película estuviera saboteándose a sí misma! Y cuando tienes la oportunidad de explorar una subtrama interesante —como la idea de que los niños sean los héroes en esta pesadilla vampírica—, lo desarrolla tan mal y sin germinar, dejando al espectador preguntándose si acaso valía la pena invertir tiempo en imaginar cualquier otra cosa.

El único punto que casi logra rescatarla es esa escena en el autocine, que al menos intenta capturar algo de esa sensación cotidiana de la América profunda que King maneja con maestría. Pero un momento no salva una película, y menos una que se derrumba bajo el peso de sus propias expectativas.

Midnight Mass (2021)

Y es que si uno busca un verdadero homenaje al tono de Salem's Lot, no tiene que ir muy lejos. Aunque Midnight Mass no esté basada en la obra de Stephen King, logra capturar mucho mejor esa esencia de pueblo pequeño enfrentando horrores sobrenaturales, que esta nueva Salem's Lot simplemente no consigue. Midnight Mass tiene una narrativa que, como el libro de King, se toma su tiempo para construir tensión, para dejarnos respirar el aire de la comunidad antes de que el horror se desate. Aquí sí hay misterio, sí hay desarrollo de personajes, y lo más importante: se trata al espectador con respeto.

Es un golpe bajo para esta película, que ni siquiera con su fuente original logra transmitir la potencia emocional o la atmósfera opresiva que Midnight Mass maneja de forma impecable. Porque al final del día, no se trata solo de vampiros o criaturas de la noche; se trata de cómo ese mal afecta a las personas, de cómo los humanos se enfrentan —o sucumben— a lo que no entienden. Y eso, en su esencia, es lo que Stephen King hizo tan bien y lo que esta nueva adaptación ignora por completo.

Y claro, ¿quién puede olvidar el nombre de James Wan en la promoción? Parece que está ahí más por el marketing que por cualquier implicación creativa real. En resumen, Salem's Lot (2024) es un recordatorio de que no toda historia necesita volver a contarse, y menos si lo haces sin entender lo que hizo especial a la original.



por: jc30_rock


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