Lord Of The Rings: War Of The Rohirrim

La trilogía de Peter Jackson de El Señor de los Anillos se convirtió en el estándar de cómo adaptar la obra de Tolkien al formato audiovisual. Lo que parece simple, sin embargo, es evidentemente más complejo, y el tiempo ha demostrado que replicar esa magia es una tarea monumental. Ni siquiera el mismo Jackson logró alcanzar el mismo nivel con El Hobbit. Por eso, escupí el whiscacho cuando me enteré que este proyecto se iba materializar y las expectativas eran altas: War of the Rohirrim (2024), dirigida por Kenji Kamiyama, era un proyecto que prometía traer una nueva perspectiva a la Tierra Media a través de una animación al estilo japonés.






Ser viejo te hace sospechar de todo y arquear las cejas constantemente en tono de desconfianza. Y lamentablemente algo de razón hay, ya que su ejecución no logra estar a la altura del legado cinematográfico que la precede. El punto más débil de la producción recae precisamente en su estilo visual. La animación carece de la fluidez necesaria para transmitir la magnitud de las escenas, y las combinaciones de texturas entre los entornos y los personajes generan un ruido visual que distrae y, en ocasiones, dificulta la inmersión en la historia.

En cuanto a los personajes, están construidos con el sello arquetípico característico de las historias de Tolkien. Algunos podrían criticar la falta de profundidad en sus motivaciones, pero en el contexto de una narrativa épica, logran guiar la trama por los caminos correctos. Especial mención merece la protagonista femenina, Hera, un soplo de aire fresco dentro del universo de Tolkien en pantalla, que aporta un drama personal capaz de sostener buena parte del peso emocional de la historia. Muchos fans alrededor del mundo critican la elección de una protagonista femenina, pero, más allá del wokismo actual, el personaje está llevado con las características necesarias para cumplir el rol, siendo mujer y conectando con la audiencia de este siglo. Honestamente, tiene más fortalezas que debilidades y se siente un personaje de este universo. Muy distinto a la construcción de personajes woke de aquella serie que no quiero nombrar.

Ahora, como un viejo gruñón que ha vivido suficiente para ver cómo el cine epopéyico se diluye en lo genérico, tengo que decir que Hera no merece esa crítica fácil que busca cualquier excusa para descalificar lo nuevo. Este personaje tiene ese tipo de fuerza que podría encajar en las letras de una buena balada de rock progresivo de los 70: poderosa, introspectiva y cargada de un dramatismo que no pide disculpas. Sí, en partes necesitas un trago para digerir ciertos momentos de la película, pero hay que reconocer cuando algo logra conectar más con el corazón que con la perfección técnica.

Sin embargo, la película enfrenta dificultades en otro aspecto crucial: su capacidad para transmitir esa sensación de grandeza desde el primer minuto. Mientras que las películas de Jackson comenzaban con una escala épica que envolvía al espectador de inmediato, War of the Rohirrim tarda en alcanzar ese nivel. Pero cuando finalmente abre sus alas, nos regala momentos que conectan directamente con la nostalgia de los fans de las películas de los años 2000, logrando capturar la esencia de una aventura épica y trágica.

La historia, aunque sencilla, combina con acierto elementos de acción y drama, logrando transportarnos nuevamente a la Tierra Media. Es un recordatorio de que no siempre se necesita una narrativa compleja para generar impacto emocional, siempre que se cuente con los ingredientes adecuados. Y aunque los errores técnicos pesan, especialmente para quienes esperaban un acabado visual más pulido, hay suficiente sustancia para disfrutar y, sin duda, para conversar.

En conclusión, War of the Rohirrim es un experimento interesante que, aunque no logra alcanzar las alturas de sus predecesoras, entrega una experiencia valiosa para los fans de Tolkien. Puede que no sea perfecta, pero en un mundo donde la Tierra Media en pantalla ha tenido más tropiezos que éxitos desde El Retorno del Rey, esta película encuentra su lugar como una propuesta digna de atención. Y si la nostalgia te lleva a un maratón con la trilogía original después de verla, acompañado de un buen escocés y la banda sonora a todo volumen, sabrás que ha valido la pena.


by: jc30_rock


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